Cuando Pilar nos contó el cómo trabajar los sueños, me vinieron muchísimos de golpe, todos los sueños que alguna vez significaron algo para mí, los empecé a recordar.
Soy una persona que cuando se despierta suele recordar lo que sueña, pero a lo largo del día puede ser que se me olvide o que no recuerde todas las partes del sueño, y quizás es importante hacerles caso, puesto que pueden estar avisándonos de algo que a simple vista no nos damos cuenta.
Me gustaría compartir uno de mis sueños más significativos y extraños que no he conseguido sacar bien la explicación. Recuerdo tener seis años, y ser los primeros días de convivencia con mi hermano pequeño, que acababa de nacer. Estábamos en una especie de feria, y yo le cuidaba estando en el carro, mientras que el resto de mi familia estaba un poco más alejada de nosotros. De repente, unos señores enmascarados se acercan a mi hermano y a mi y me lo arrebatan. No podía moverme, estaba petrificada, era como si las piernas no me funcionasen, pero recuerdo llorar mucho y gritar, aunque parecía que nadie me escuchaba.
Quizás es una situación típica, o no lo es, pero recuerdo despertarme con mucho miedo, e ir a la cuna de mi hermano a ver que todo estaba bien.
Es inquietante como un sueño puede penetrar tan profundo en una persona, y marcarte tanto. Analizándolo quizás fue el miedo a que mi hermano, siendo tan pequeño y vulnerable, desapareciese o se lo llevasen. Quizás siempre me he cargado mucha responsabilidad con él y de ahí ese sentimiento protector hacia mi hermano.
Me gustan mucho las dinámicas de sueños que hacemos en clase, y cómo las representamos, sobretodo para la persona que lo ha vivido, verlo tan de cerca es inquietante y seguramente angustioso. Creo que estas dinámicas favorecen mucho la idea del sueño (que a mi parecer es un tema que no se trata ni en institutos ni colegios), y que une más a lo integrantes de la clase.
Nerea Moral de Castro
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